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Navafría - Segovia - Naturaleza

  • Foto del escritor: Mery
    Mery
  • 26 ago 2019
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 26 abr 2020

Hace unas semanas visitaba el municipio de Navafría con unos amigos. Situado a los pies de la sierra de Guadarrama, que pertenece a la provincia de Segovia.


Nosotros fuimos a ver la cascada EL Chorro, afluente del río Cega. Dejamos el coche en el parking del merendero tras pagar 5 euros la entrada. Los amigos con los que fuimos habían quedado con más amigos allí, tras localizarles juntamos todas las bolsas con comida que habíamos llevado entre todos.


La idea era subir hasta la cascada. Antes echamos gasolina al cuerpo con un buen pincho de tortilla que le pedí a mi madre que hiciera. Tras reponer fuerzas subimos una leve pendiente que nos llevaría a un camino fácil de andar con alguna que otra piedra que se nos cruzaba por medio. Supimos que estábamos llegando cuando vimos tierra húmeda. Conseguimos cruzar aquel barrizal sin daños ni manchas asquerosas y tras unos paso más llegamos a la cascada de El Chorro. Por suerte llevaba agua. Hago un inciso de porque digo esto último. Hace unos años viaje a Cuenca. Todo el mundo me dijo que tenía que ir a ver el nacimiento del río cuervo, pero tuve la mala suerte de ir en un año que habíamos tenido un verano muy seco y un otoño que iba por le mismo camino, por lo que no vimos nada maravilloso y me dio mucha rabia. Tras este paréntesis para aclarar la puntualidad de que la cascada echaba agua sin demora, os sigo explicando lo siguiente que hicimos.



Llegamos a un puente de madera. Nos hicimos alguna que otra foto. Para poder subir más arriba, como a la mitad, había unos escalones hechos en la propia piedra y una cuerda que hacía de guía. Desde aquel rincón se podía ver mejor la cascada, pero sobre todo el agua antes de caer. Al otro lado los árboles de pinos y abetos dejaban una estampa que junto con un sol lejanos, unas nubes negras que amenazaban lluvia y la brisa fresca dejo un recuerdo que seguramente sea un momento musa para algún relato futuro.


Frozen (si seguís la corrala vecinal sabréis quien es) se animo a subir un poco más junto a uno de sus amigos, nosotros preferimos bajar hacia el merenderos por un camino distinto mucho más fácil de andar.


A mí, que me encanta hacer fotos a todo, y cuando digo a todo es hasta una simple hoja o rama, estuve inmortalizando cada maravilla que la naturaleza me daba a disfrutar. A pesar de que había más gente de lo que me hubiera gustado si consigues aislarte un poco puedes llegar a tener momentos únicos. En el camino vimos vacas pastando. Una de ellas poso para mí, futura influence, pensé. También cogí dos piñas para ese pequeño altar de la naturaleza que tengo en el salón lleno de recuerdos y como la idea era hacer una barbacoa de las que hay puestas en el merendero fuimos cogiendo palos secos para ayudar al fuego.


Una vez que llegamos a la mesa del merendero, organizamos las bolsas. EL gazpacho y las bebidas estaban en el agua del río que como venía fría les hacía bien. Mi hermano y el resto encendieron la barbacoa. Mientras vimos aparecer a Frozen con su amigo y la pequeña perrita de uno de ellos. Hay que decir que Frozen casi se nos lesiona pero lo dejaremos en que fue atacada por un oso aunque fue una piedra mal puesta la que le dejo una herida en el brazo.


Tras hacer la verdura, las ensaladas y por último la carne para los carnívoros, nos sentamos en la mesa a comer. La lluvia iba y venía pero no molestaba, casi era peor el frío que hacía que las gotas que caían. Tras comer y sobrar mucha comida que luego cenaríamos repartido entre todos, estuvimos charlando entre rocas. La única pega que le pondría a este lugar es la cantidad de gente que hay. Debéis ir muy temprano para coger barbacoa y mesa porque se llena súper rápido, y eso que el día que fuimos hacía más frío que calor, por cierto si vais un día de mucho calor hay unas piscinas naturales, tipo presillas que el agua debe estar helada pero que disfrutareis mucho si el sol aprieta.



Dentro del recinto hay un chiringuito. Yo os lo recomiendo para tomar un café o un helado pero no para comer, porque los precios no eran muy económicos y porque la gracia de aquel lugar es poder comer en las mesas de madera del merendero la propia comida que lleva uno mismo. Así se disfruta del campo mucho mejor. Por cierto hay baños, no son de lujo pero están limpios, en peores sitio he entrado yo, así que para mí estaban bien (los del chiringuito estaban atascadisimos, un asco)


Tras tomar un café (o un Cola Cao) nos dirigimos al coche y bajamos por el puerto hasta llegar a Rascafría. El camino del puerto fue maravilloso. Me encantaría hacerlo un día a pie, porque me pareció naturaleza pura. Si os mareáis con tanta curva no os lo recomiendo pero si aguantáis es altamente recomendable.


Y por último quería agradecer a Frozen y a Olaf que nos invitaran a esta excursión. Fue muy divertido vivir la naturaleza de otra manera. Conocer a gente nueva. Comer de picnic como hacía años, pero sobre todo gracias por pensar que aunque todos comíais carne yo no lo hago y en esa barbacoa había ensaladas, hummus, verduras etc... que no todo tiene que ser carne.


Hasta aquí el post de hoy, elegido por las votaciones en los stories de ayer. Mil gracias.

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