Samuel 30/08/2019
- Mery
- 30 ago 2019
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 31 ago 2019

Hola azucaritos.
Hoy la idea era hacer un post sobre "El mago de Oz" por sus ochenta años desde el estreno de la película, de hecho he estado toda la semana buscando información para elaborar un post divertido con datos curiosos de este cuento que a mí personalmente tanto me gusta, pero me levante con una noticia algo preocupante y al llegar a la oficina la noticia se convirtió en dolor.
Hace un año comencé a seguir a varios santuarios. Primero conociendo a Dulcinea (Paola Calasanz) gracias a sus novelas, de ahí me llevo a conocer la Reserva wild forest que tiene ella fundada y de ahí a dos santuarios más, uno en Madrid y otro en Chile. Este último y gracias a la cerdita Susie fue uno de los detonantes para que tomara la decisión que dejar de tomar carne era algo positivo que debía hacer.

Volviendo a los santuarios. En Navidad buscaba una agenda para llevar al trabajo. Quería una distinta y que pudiera colaborar con algún santuario ya que ellos solo pueden sostenerse gracias a la donaciones que hace la gente y con la tienda benéfica que algunos tienen.
Os preguntareis ¿Qué tiene que ver esto con lo que estabas contando? os lo explicare y además hoy tiene hasta sentido.
Trasteando por internet encontré Fundación Santuario Gaia. Están en Cataluña cerca de los Pirineos y ellos tienen una tienda benéfica donde vendían esta agenda muy humilde pero que comprandola colaborabas con el santuario, así que aproveche la compre y done un poquito más para que los animales que tanto cuidan puedan tener cualquier cosa que necesiten.
Con el tiempo comencé a seguir las historias de cada miembro que compone la gran familia que los fundadores cuidan. Al igual que llevaba tiempo haciendo con el resto de santuarios. Sabía que cuando consigues tener empatía con los animales incluso cuando no los conoces y solo les ves por foto mi vida cambiaría, así fue (y sigue siéndolo)
Como toda naturaleza hay nuevos habitantes que llegan y otros que desafortunadamente se van. Nunca pensé que el hecho de que un animal que no conozco, solo de las fotos de Instagram pudiera llegar a afectarme y a recordar cuando Aisha se fue. Sin darme cuenta he podido hasta sentir el dolor que sus cuidadores sienten cuando se van a las estrellas.

Recuerdo cuando seguí la historia de Moni en Santuario Vegan. Una burrita muy mayor que había sido explotada para el campo. No podre quitarme de la cabeza el día que leí que se había ido. Iba en el bus de camino a casa y aún sabiendo que estaba muy malita sentí dolor y tristeza al leer la noticia, hasta los ojos se me llenaron de lágrimas.
Cuando Paola escribió en Instagram la muerte de Browni, era una corcita que por un accidente que tuvo se fue a las estrellas, una punzada me dio muy fuerte. De esta reserva sigo más las historias de los jabalíes, también porque cuando comencé a seguirles Dakota era un bebé y subían muchas fotos de él, lo que me hizo un "algo" sobre Browni fue cuando Paola dijo que era una hija, su hija, la primera bebé que rescato. Eso es así. A quien le guste y a quien no le guste. Todos son sus hijos.

Y hoy... hoy ha sido ese momento en que sin darte cuenta tu empatía ha crecido. No sabes como ha pasado pero hoy es ese día en que no entiendes como alguien que solo has visto por foto, que no has interactuado nunca con él (cuerpo a cuerpo), que su historia no la conocías hasta hace unos meses gracias a la agenda que compraste en diciembre y que hasta febrero que es el mes en que aparece junto con su papi no has leído, ese alguien hoy se ha ido y a mí me ha impactado tanto que según salía del ascensor de la oficina tras leer la noticia todo a mi lado se ha difuminado. No quería que nadie me hablara. No quería bromas sobre mi último día antes de las vacaciones. Solo quería entender que había pasado cuando ayer por la tarde veía un vídeo de Samuel paseando con su papi y saludando a los animales. Curioso y espantando a las moscas. Quería entender como puede ser que hace dos días estuviéramos celebrando con él su sexto cumpleaños (yo desde casa) y hoy ya no este. Así. Tan frío como os lo cuento ha sido. Esta sensación de querer entender y no saber como hacerlo solo me ha pasado una vez, esa vez ella era mi familia y como dice Paola era mi hija, mi hija perruna pero lo era.

Sigo pensando que ha pasado. Que me ha hecho reaccionar así antes esta noticia. Necesito entender si es algo normal o no. No es drama, ni victimismo. Es dolor. Porque puedo llegar a saber como se siente todo el equipo hoy. Hasta me puedo llegar a imaginar el silencio que habrá hoy allí. Que triste es no entender porque se van.
Pero después de mucho pensar, de reflexionar de camino a casa, me di cuenta que yo a Aisha le di los mejores siete años que podría darle. Nunca le falto nada. Como se que Samuel vivió seis maravillosos años que fueron un regalo. Un regalo porque él iba a ser llevado al matadero pero quería vivir y tras una señal, su papi se lo llevo a él porque solo pudieron llevarse a un ternerito y además Samuel ayudo a otros animales en el santuario.
A veces se puede tener una conexión muy grande con alguien. No tiene que ser precisamente humano, de hecho creo que quien ama a los animales conecta mejor con estos. A veces sabemos que hacer una buena labor terminara doliendo, pero eso se llama no ser egoísta, y eso es lo que hacen los santuarios que rescatan a los animales a diario, que los cuidan, los alimentan bien, los protegen y les dan el cariño que se merecen.
Ismael y a todo el equipo, desde aquí mucho ánimos. Samuel estará con todos esos animales que no tuvieron la misma suerte que él, los que si la tuvieron y con Aisha.
No estoy segura si esto lo leerá alguien de los que nombro. Ni siquiera sé si alguien de los que estoy segura que lo leerán lo entenderán, pero solo quería trasmitir que simplemente con un poco de empatía se puede conseguir mucho.
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