El misterio de la alfombra perdida.
- Mery
- 18 jul 2019
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 26 abr 2020
La verdad que viendo el título de la entrada de hoy bien podría ser el de uno de mis relatos, y es así solo que esta vez tiene algo de verdad y lo voy a guardar en la sección "Corrala de vecinos" porque el hecho pasó justo ahí.
Hace unos meses en el frío invierno, una alfombra apareció en la barandilla marrón que separa el patio de la rampa del garaje de la corrala. Una alfombra verde oscuro con un estampado árabe que hacía que fuera preciosa. Aquella alfombra estuvo ahí posada durante siete días. Siete días que vio pasar a vecinos que se dirigían a las casas de la corrala. Vecinos que subían y bajaban al garaje. Gente que no eran ni vecinos. Todos la miraban pero nadie se paraba. Paso por la ola de frío. Lluvia, aire y hasta nieve. Se dio ese baño que seguramente su dueño intencionadamente quería que se diera.
Un día desapareció. Alguien la reclamo y se la llevo o se fue por su cuenta.
A los pocos días volvió, pero lo hizo de una forma distinta. Volvió porque fue ahí donde la abandonaron. Aquella alfombra, no era la misma. Era más inquieta y estaba más tiempo en el suelo hecha un ovillo que expuesta en la barandilla con todo su esplendor. Alguien, como buen ser humano procuraba que no sufriera viendo pasar a los vecinos desde tan abajo, pero ella no quería estar en lo alto de un muro. Quería volver con su familia. Esa que quiso y quiere tanto. La que un día le dio calor y dejo que los pies la acariciaran a su paso.
No entendía que había hecho mal. Que había pasado. Porque no venia su familia a buscarla.
Una noche de invierno de esas que el aire de este pueblo sopla con todos sus pulmones. La alfombra desapareció. No supe donde podría haber ido, pero por la mañana ya no estaba. Huyó. Voló. Quizá el aire la adopto, pero no, no tuvo esa suerte. Apareció rota. Desgarrada en la calle. A los pies de la puerta de la corrala. No sabemos que paso, pero nunca más volvió a posarse en al barandilla.
Esto paso de verdad. En mi cabeza creé esta historia. Es lo mismo que le puede pasar a un perrito, gato o cualquier animal ahora en verano o en cualquier época del año. Si, esto fue una alfombra, pero ¿y si ella tuviera vida? se hubiera sentido igual que cualquier ser vivo. No abandones, porque ellos no lo harían. Y no, no siempre tienen la suerte de encontrar otro dueño. A veces pueden morir. De hambre, de frió, por otras circunstancias o de pena.
Empatía por favor. Nos hace tanta falta aprender esa palabra.

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